Ladislao y Camila, un amor prohibido en Goya (segunda parte)

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Ladislao y Camila, un amor prohibido en Goya (segunda parte)

Ladislao - Ejecución De Camila Y Ladislao

Ladislao Gutiérrez y Camila O’Gorman se fugaron de Buenos Aires la noche del 12 de diciembre de 1847. Hacía cuatro años que se habían conocido y mantenían un romance clandestino. De camino a Río de Janeiro, el destino en el que inicialmente habían pensado en asentarse, cambiaron sus nombres. Además, empezaron a decir que eran comerciantes salteños. Así es que llegaron a Goya y comenzaron a formar parte de la comunidad del pueblo. Fue en Goya donde Ladislao y Camila vivirían los meses más felices de sus vidas y también, los últimos en los que estarían juntos. Tras su captura en Goya, el 18 de agosto de 1848 los fusilaron en Santos Lugares, provincia de Buenos Aires. En esta nota te contamos la segunda parte de este romance que muchos años después, por su trama, sigue atrayendo a muchos conocedores de la historia argentina.

La vida de Ladislao y Camila en Goya

Por amor, tanto Ladislao como Camila renunciaron a las comodidades y los lujos que la vida les había dado en Buenos Aires. Para subsistir, ambos vendieron varias de sus joyas y utilizaron el poco dinero que traían encima para alquilar una pequeña casa. En esa casita, los enamorados fundaron una escuela, la primera del pueblo. Fue tal su éxito, que en los meses subsiguientes tuvieron que mudarse dos veces más. Era cada vez mayor la cantidad de alumnos de todas las edades que tenían en frente. Ambos estaban felices de poder devolverle a la sociedad goyana un poco de lo que les había dado al cobijarlos e integrarlos al resto de los paisanos.

La invitación a un cumpleaños, el principio del fin de Ladislao y Camila

En junio de 1848 se celebraba el cumpleaños del juez de paz de Goya, Esteban Perichon. Camila y Ladislao estaban invitados a la celebración en la casa familiar. Allí, Michael Gannon, un sacerdote irlandés que también estaba invitado a la fiesta reconoció a Ladislao e informó a las autoridades del lugar que ambos miembros de la pareja eran fugitivos de la justicia. En la película “Camila”, dirigida por María Luisa Bemberg, se cuenta que alguien de la policía lleva a la casa de la pareja caballos y comida para que escapen antes del amanecer, sin embargo, no consiguieron huir. Tras su captura y frente al juez de paz admitieron que se fugaron, que fue decisión de ambos y que no estaban arrepentidos. A Camila la enviaron a la casa de la familia Baibene, de origen italiano y unos días después, el gobernador de Corrientes, Benjamín Virasoro ordenó encarcelarlos.

Ladislao Benjamin Virasoro
Benjamín Virasoro, gobernador de Corrientes, ordenó encarcelar a Camila O’Gorman y Ladislao Gutiérrez

“Acabo de saber que mueres conmigo”

Pese a que Camila intentó que su amiga Manuelita de Rosas, hija del general intercediera por ella, su suerte ya estaba echada. Tanto los federales como Adolfo O’Gorman, padre de Camila, exigían que el castigo fuera ejemplar. Aunque la orden inicial era que llegaran a Buenos Aires, donde serían sometidos a juicio, la presión social fue tal que Rosas lo impidió. La pareja terminaría sus días en la prisión de Santos Lugares de Rosas. Algunas versiones aseguran que Camila estaba embarazada y que antes de fusilarla, le dieron de beber agua bendita, para bautizar a su hijo. Ladislao se enteró que moriría y le escribió una última carta que decía: “Camila mía: acabo de saber que mueres conmigo. Ya que no hemos podido vivir en la tierra, unidos, nos uniremos en el cielo, ante Dios. Te abraza, tu Gutiérrez”.

Ladislao Placa Recordatoria En San Andres
Placa recordatoria del lugar de fusilamiento de Camila O’Gorman y Ladislao Gutiérrez

Un castigo atroz e ilegal

El 18 de agosto de 1848, Camila y Ladislao fueron fusilados en Santos Lugares. Según varios expertos en derecho penal, ninguna ley ni Argentina ni heredada del derecho español justificaba el fusilamiento. Ladislao Gutiérrez debía ser entregado a la justicia eclesiástica y desde el punto de vista legal, la pena que le competía era ser degradado, desterrado y sufrir la confiscación de sus bienes. Mientras tanto, Camila, solamente debía ser enviada de vuelta a su casa. Nada justificaba tampoco que los enamorados no tuvieran derecho a un juicio o una instancia de defensa. Aun en sus últimos años, en Southampton, Rosas siguió justificando el fusilamiento. Según sus propias palabras “fue un castigo ejemplar, para evitar escándalos semejantes o parecidos”. Irónicamente, los restos de Juan Manuel de Rosas y los de Camila O’Gorman descansan en el mismo cementerio.

Ladislao y Camila, un amor prohibido en Goya (segunda parte) ultima modifica: 2022-08-22T10:59:09-03:00 da Victoria Bibiloni Abbona

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