La fundación de Ituzaingó con memoria italiana

Los italianos fundaron más de un pueblo en Argentina, supieron reunirse y mediante una fuerza que solamente otorga la pluralidad y así poder construir, trabajar en conjunto, pensar en común unidad. Sobre estas líneas se traza la historia fundacional de Ituzaingó, correntina e italiana, casi en la misma medida.

Pedidos fundacionales

Mediante una convocatoria realizada por italiani.it llegó a la redacción de itCorrientes, un poco en barco y un poco en mail, la historia de Bernardino Valle, un inmigrante italiano que llegó a Argentina en el 1850. Del otro lado de la pantalla enviando estas memorias, estaba uno de sus descendientes: Gabriel Arturo Valle.
En la “Historia de la fundación del pueblo de Ituzaingó en la Provincia de Corrientes” escrita por Leandro Valle consta que el día 24 de febrero de 1864, Bernardino Valle elevó un proyecto a la Legislatura en la provincia de Corrientes donde pedía que: “En el Departamento de San Miguel, sobre la costa del Paraná, a inmediaciones del paraje conocido por el nombre de ‘Tranquera de San José’, se fundará un pueblo que llevará el nombre de Ituzaingó“. Y el pedido fue aprobado unánimemente.

Seguidamente, este inmigrante del 1800, consideró propicio pedirle al gobernador de la provincia José Miguel Guastavino, que se construyera un puerto en el recientemente fundado Ituzaingó. Además de apostar a su poblamiento y darle nuevas delimitaciones a su territorio. Fue así que se asignó al ingeniero Valentín Virasoro para que llevara adelante ese trabajo que, finalmente, comenzó en octubre de 1869.
Al año siguiente arribaba el primer buque al flamante puerto de Ituzaingó. Al mando de un cargamento de mercadería y herramientas de trabajo estaba don Bernardino Valle estrenando su barco y el puerto que a pedido suyo se construyó. Con los materiales que traía a bordo, se hicieron las primeras edificaciones del pueblo e Ituzaingó iba tomando forma.

Ituzaingó creciendo a orillas del Paraná

Para 1871 los primeros pobladores de Ituzaingó (entre ellos algunos italianos), ya contaban con títulos de propiedad. Además, Bernardino Valle había realizado una nota para construir la primer escuela del lugar: “Elevada al señor ministro don Juan Esteban Martínez; se solicita para el pueblo la creación de una Escuela, un edificio para ella y oficina pública. También compostura de la bajada al puerto, un pequeño puente para el vado de la Tranquera, un cercado para el Cementerio”, según la “Historia de la fundación del pueblo de Ituzaingó en la Provincia de Corrientes”.

Pujante se vivía el crecimiento de Ituzaingó que evolucionaba a pasos agigantados con la fuerza de sus pobladores y el ímpetu de Bernardino Valle.

El inmigrante

Bernardino Valle nació en Rapallo, nació el 16 de agosto de 1830 en Chiavari, Italia. Era hijo de Teresa Gardella y José Valle. A sus 16 años se entregó a la vida del mar y salió como marino a recorrer Europa. A veces el paso del tiempo es cruel con la memoria que vive en los papeles y los datos se pierden. Así sucedió con Valle, del que se desconoce la fecha exacta en que arribó a nuestro país, aunque se estima que fue alrededor de 1850. Según aseguran los documentos enviados por Gabriel, su tataranieto, Bernardino: “Refería haber combatido en ciertas acciones bajo el mando del general Garibaldi. De cuya época y su desempeño de soldado conservaba un arma, típica de aquella época”.
Diez años después de su llegada, se casó con a Luisa Arzamendia. Con ella compartió su vida y formarían juntos una familia de 9 hijos. Los que, con el paso de los años, sabrían rescatar y resguardar su trabajo. Incluso al día de la fecha sus descendientes siguen conservando y heredando la ciudadanía italiana.

La casa donde vivía Valle es un museo, y está considerada un importante patrimonio histórico y un ícono cultural invaluable. Está ubicada en las calles Mendoza y Rivadavia, y fue construida en 1878.
Don Bernardino Valle falleció en 1896 en la capital de Corrientes. Sus restos fueron trasladados en el 2018 a la plazoleta República del Paraguay. Sus descendientes cumplieron con su última voluntad, la de permanecer por la eternidad en Ituzaingó, en especial la historiadora Mercedes Sosa, que se encargó de estudiar la vida de Bernardino Valle.